Días atrás, recordé ciertos juegos de infancia, entre ellos, jugar a la lotería en familia. Era un ritual en casa, especialmente los días de lluvia. Usábamos porotos para marcar los números que iban saliendo, transformando cada poroto en un objeto cargado de expectativa. Se jugaba por plata (monedas, bah) que se convertirían, si ganaba, en la compra del Anteojito o alguna pulserita de la feria del pueblo.
Mi mamá solía decir con una sonrisa: “Vamos a ver qué depara la Diosa Fortuna...”. En ese entonces, esas palabras parecían magia, como si algún poder misterioso decidiera los números ganadores. Con el tiempo, me di cuenta de que la diosa Fortuna era mucho más que un personaje de nuestros juegos, y que su figura ha fascinado a las culturas por siglos, así que hoy, te cuento la historia y las tradiciones que al día de hoy, la mantienen viva.
La Diosa Fortuna: Símbolo de Azar, Abundancia y Destino en Múltiples Tradiciones
La figura de la diosa Fortuna ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, apareciendo en distintas tradiciones como personificación del azar, la abundancia y el destino. Desde la Antigua Roma hasta la filosofía medieval y la cultura popular actual, Fortuna representa la dualidad del éxito y el fracaso, siempre con el velo de lo incierto. Hoy exploraremos cómo diferentes culturas y tradiciones interpretaron a esta enigmática deidad, otorgándole atributos que han moldeado su imagen a través del tiempo.
Fortuna en la Antigua Roma
La diosa Fortuna surge con fuerza en la Antigua Roma, donde era una de las divinidades más veneradas. Hija de Júpiter, Fortuna personificaba la suerte, buena o mala, que afectaba los destinos humanos. Su representación iconográfica en Roma es clásica: usualmente se la muestra sosteniendo una cornucopia, símbolo de abundancia, y una rueda, que representa la naturaleza cíclica y cambiante del destino. También aparece con una venda en los ojos, simbolizando la imparcialidad con la que reparte su "suerte".
Cicerón, el célebre orador romano, describía la naturaleza impredecible de Fortuna, diciendo: “La fortuna no solo es ciega en sí misma, sino que, generalmente, ciega también a aquellos a quienes favorece”. Esta cita refleja la visión romana de Fortuna como una fuerza arbitraria, que podía elevar o derribar a los simples mortales sin motivo aparente.
Durante la Edad Media, Fortuna fue reinterpretada bajo la influencia del cristianismo y la filosofía estoica. En esta época, se populariza el concepto de la “Rueda de la Fortuna” (Rota Fortunae), un símbolo que enfatiza la naturaleza cambiante del destino y la inevitabilidad del sufrimiento y la alegría. La diosa se representa girando una rueda, en la que los humanos suben o bajan, simbolizando los altibajos de la vida.
El filósofo Boecio, en su obra La Consolación de la Filosofía, reflexiona sobre la inestabilidad de la fortuna: “¿Por qué, entonces, mortales, buscan la fortuna que se desvanece en su curso y se regocijan en los bienes prestados por la suerte?”. En este texto, Boecio describe la fortuna como efímera y engañosa, sugiriendo que el verdadero bienestar se encuentra en la sabiduría y no en los caprichos de Fortuna, porque claro, Fortuna es una señora caprichosa.
Fortuna y Lakshmi en la India
La tradición hindú ofrece un paralelo en la figura de Lakshmi, la diosa de la prosperidad, la fortuna y la abundancia. Aunque Lakshmi y Fortuna no están relacionadas directamente, comparten el simbolismo de la abundancia y el rol de dispensadoras de prosperidad. En los textos védicos, Lakshmi es vista como la fuente de todas las bendiciones materiales y espirituales, y su iconografía —en la que aparece derramando monedas de oro— resuena con la cornucopia de Fortuna.
Mientras que Fortuna es vista en Occidente como una fuerza arbitraria, Lakshmi es una deidad que responde a la devoción de sus seguidores, otorgando riqueza a quienes practican buenas acciones y muestran reverencia. Esta diferencia en la percepción refleja las distintas formas de entender la fortuna: en el Occidente antiguo como un juego de azar, y en Oriente como un resultado de las acciones.
Fortuna y Tique en Grecia
La diosa griega Tique (Tyche) es otro aspecto de Fortuna en el mundo antiguo. Originalmente vinculada a la buena suerte y la prosperidad de las ciudades, Tique se convirtió en una figura de influencia personal, adorada como protectora de la fortuna individual. Las estatuas de Tique en ciudades griegas como Antioquía y Alejandría la muestran con una corona en forma de murallas, representando su papel protector.
Para los griegos, la suerte estaba estrechamente ligada al destino, o “moira” (ya hablaremos sobre las moiras en otro post), lo que sugiere una relación compleja entre la diosa Tique y las Moiras, entidades responsables del destino humano. Tique también era vista como caprichosa y, en ocasiones, representada de pie sobre una esfera, simbolizando la inestabilidad y lo impredecible del destino.
Fortuna y la Filosofía Contemporánea
En tiempos más recientes, la figura de Fortuna ha sido recuperada en debates filosóficos y psicológicos sobre el azar y el control. Psicólogos como Carl Jung hablan del concepto de "sincronicidad", el fenómeno de eventos significativos sin relación causal aparente, algo que resuena con la naturaleza de la fortuna y la serendipia. La interpretación contemporánea de Fortuna a menudo se ve como una invitación a aceptar la incertidumbre y a fluir con el curso de los acontecimientos.
Fortuna como símbolo cultural
Desde el arte hasta la literatura, Fortuna sigue siendo un símbolo poderoso. Obras de artistas renacentistas como Tiziano y Caravaggio retratan a Fortuna de manera casi burlona, como si la deidad se riera de aquellos que intentan controlar su destino. En la literatura, William Shakespeare se refiere a ella en obras como Hamlet y Rey Lear, mostrando cómo sus personajes son arrastrados por los vientos de la fortuna hacia destinos trágicos o gloriosos.
El poeta latino Ovidio, en Las Metamorfosis, ya había reflejado esta naturaleza dual de la diosa: “Fortuna a nadie es fiel, y no hay cosa tan firme que no pueda caer por su culpa”. Esta frase se convierte en un recordatorio de la dualidad de Fortuna: generosa y despiadada, capaz de elevar o destruir en un solo giro de su rueda.
La diosa Fortuna ha sido una figura esencial para explorar los misterios del azar y el destino en distintas culturas. Como símbolo de lo incierto, Fortuna nos recuerda la importancia de aceptar los ciclos de la vida, entendiendo que la fortuna puede sonreír o alejarse sin previo aviso.
Para cerrar este post tan afortunado, te dejo un ritual para conectar con la energía que representa la Diosa Fortuna:
Ritual para Invocar la Energía de la Diosa Fortuna
Este ritual está diseñado para invocar la presencia de Fortuna, aceptando tanto la prosperidad como la fluidez y el cambio constante de la vida. La idea es abrirse a las oportunidades y fluir con los ciclos naturales de la fortuna.
Materiales:
Vela dorada (simboliza la riqueza y la energía de la abundancia, si no tenés dorada, puede ser amarilla).
Rueda pequeña (puede ser una rueda de juguete o un dibujo de una rueda) que simboliza el ciclo de la suerte.
Cuenco con monedas (monedas de cualquier valor; simbolizan la prosperidad material).
Rama de laurel o una hoja de cualquier planta de tu preferencia (símbolo de victoria y éxito).
Aceite esencial de naranja o canela (representan el éxito y el movimiento).
Preparación del Espacio:
Elegí un espacio tranquilo y bien ventilado. Limpiá el área y preparala como un altar temporal.
Colocá la vela dorada en el centro del altar y, alrededor, el cuenco con las monedas, la rueda y la rama de laurel.
Ungí la vela con el aceite esencial que tengas, impregnándola con tu intención de atraer abundancia y apertura a nuevas oportunidades.
Instrucciones para el Ritual:
Encendido de la Vela
Enfocate en la llama mientras encendés la vela dorada. Decí en voz alta o mentalmente:
“Fortuna, que tu rueda gire a mi favor y que tu energía fluya hacia mí con generosidad y sabiduría, y así pueda también, compartir la buena fortuna con los demás.”
Meditación con la Rueda de la Fortuna
Tomá la rueda pequeña en tus manos y cerrá los ojos. Visualizá cómo esta rueda gira, simbolizando los ciclos de la vida y la fluidez del destino. Imaginá que estás abierta/o a las oportunidades que pueden llegar de manera inesperada.
Ofrecimiento de las Monedas
Tomá una moneda y sostenela entre tus manos, y visualizá un flujo dorado de prosperidad y bienestar. Depositá la moneda de vuelta en el cuenco, diciendo:
“Así como doy, también recibo. Fortuna, que tus bendiciones caigan sobre mi vida, en el momento perfecto.”
Repetí este gesto con cada moneda, cada vez reforzando la intención de abundancia y gratitud.
Ritual de Aceptación con el Laurel
Tomá la rama de laurel y pasala suavemente por el aire alrededor tuyo en señal de protección y éxito. Luego, colocala en el altar como símbolo de apertura y victoria, diciendo:
“Fortuna, te agradezco por los giros de la vida y las oportunidades que se abren a mi favor. Recibo tus dones y acepto tus pruebas.”
Cierre del Ritual
Dejá que la vela arda por unos minutos mientras respirás profundamente, enfocándote en un sentimiento de gratitud. Visualizá cómo el brillo de la vela representa la energía de Fortuna extendiéndose por tu vida.
Finalmente, apagá la vela, agradeciendo a Fortuna con una reverencia o un gesto de gratitud. Podés guardar las monedas en un lugar especial o en un monedero para llevar contigo la energía del ritual.
Importante!
Más allá del ritual, la verdadera magia radica en algo más profundo: es un espacio que nos permite destrabar la creencia que tenemos sobre lo afortunados que somos o no. Al hacer rituales y esperar que “la Diosa Fortuna” nos favorezca, nos enfrentamos cara a cara con nuestras propias ideas sobre la suerte, la abundancia y el destino.
Este acto sencillo y aparentemente inocente tiene el poder de llevarnos a cuestionar esas creencias arraigadas, muchas veces limitantes, que nos hacen ver la vida como algo azaroso o fuera de nuestro control. Al conectar con la simbología de Fortuna, abrimos una puerta a la posibilidad de sentirnos merecedores de la abundancia y de recibir los pequeños regalos que la vida ofrece, recordando que la verdadera suerte también se encuentra en la actitud y en nuestra disposición para recibir lo que nos rodea.
Abrazo!
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