"Quien mira hacia afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta" - C.G. Jung
Cuando alguien decide iniciar con consciencia su propio camino espiritual, por la senda que sea, religioso o secular, a través del autoconocimiento, debe entender la importancia de la coherencia en todos los planos. Según la RAE, la definición de coherencia es la conexión, relación o unión de unas cosas con otras y la actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan.
Vivimos en un mundo donde todo tiene que tener un fin, una utilidad, garantizar resultados y por sobre todas las cosas, debe ser express. Al principio del camino, las cosas parecen fáciles, porque como a un niño, todo nos sorprende y nos enganchamos con la magia de las herramientas, de las técnicas. Y cuando una herramienta ya no nos da resultado aparece otra nueva con la promesa de que esta SI cumple con todos los requisitos que uno espera, rápido, útil y en lo posible, barato. Y así estamos, buscando permanentemente afuera lo que jamás vamos a encontrar. Y así acumulamos certificados en la pared, porque en vez de mirar adentro, seguimos buscando afuera.
Y qué tiene que ver la coherencia con todo esto? Al no haber profundidad en el uso de las herramientas para trabajar nuestro interior (que se puede trabajar absolutamente con cualquiera de las miles que existen), jamás habrá coherencia entre lo que sentimos, pensamos y actuamos y como consecuencia, lo que recibiremos a cambio no será lo que deseamos.
Y esto que al principio casi no se percibe, con el transcurrir del tiempo y el empeño que ponemos en desviar el objetivo y poner todo en el afuera, las consecuencias son cada vez mayores. Es un castigo? NO! es una invitación a retomar la senda de la coherencia espiritual. Porque somos nosotros mismos quienes tejemos el propio destino.
Hay una suerte de pequeña inmunidad para la ignorancia espiritual (desconocimiento de las leyes universales) al principio, pero no así para quienes ya dieron varios pasos en el camino. Por más pequeño que sea el desvío, la incoherencia a través de lecciones nos va a mostrar qué alejados estamos del camino. No nos vamos a dar cuenta de eso, y pensaremos que, y de nuevo señalando el exterior, algo o alguien nos está haciendo daño, cuando en verdad somos nosotros mismos. Porque siempre somos nosotros mismos. Hagamonos responsables.
Si miento para obtener algo a cambio estoy siendo incoherente. Si critico o juzgo a otro, sin ver qué eso mismo que critico es mi sombra, estoy siendo incoherente. Si digo palabras bonitas sin sentirlas, estoy siendo incoherente. Si pienso y siento cosas bonitas pero no las llevo a la acción, también estoy siendo incoherente. Si digo a algo que sí queriendo decir que no sólo por ser empático, estoy siendo incoherente.
Si queremos de verdad crecer espiritualmente, y lograr lo que deseemos, aprendamos a ser consecuentes en cada actitud, en cada palabra que digamos, en cada emoción, en cada pensamiento y en la acción. La fuerza de la coherencia derriba cualquier obstáculo.
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