
Los recuerdos felices no son simples imágenes del pasado; son pequeños (y poderosos!) tesoros emocionales que pueden transformar nuestro presente. Según investigaciones en neurociencia, revivir momentos felices activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y serotonina, las moléculas de la felicidad.
Un estudio publicado en Nature Human Behaviour (2017) confirmó que traer a la mente experiencias positivas no solo mejora nuestro estado de ánimo, sino que también reduce la percepción del estrés, fortalece nuestra resiliencia y nos ayuda a enfrentar desafíos con una actitud más positiva. Como explica la Dra. Catherine Loveday:"Los recuerdos felices son un refugio mental, un espacio seguro al que podemos acudir para encontrar calma y alegría en momentos de incertidumbre."

El cerebro no distingue entre un recuerdo vivido y uno imaginado vívidamente (seguro esto ya lo viste en Matrix, y si no la viste, tenés que verla). Esto significa que al revivir tus momentos felices, tu cerebro responde como si estuvieras viviendo esa experiencia de nuevo. Es una forma natural y poderosa de recargar tu energía emocional.
Cómo crear y usar recuerdos felices
Registros visuales: Guardá fotos, videos o incluso pequeños objetos que te conecten con momentos especiales. Tenerlos a la vista o revisarlos conscientemente puede reactivar esa emoción positiva.
Diario de gratitud: Escribí cada noche tres cosas que te hayan hecho feliz en el día. Este hábito refuerza tus recuerdos felices y los hace más accesibles cuando los necesites.
Asociación sensorial: Relacioná olores, canciones o sabores con momentos específicos. Por ejemplo, ¿te acordás del aroma del café que tomaste en un viaje inolvidable? Esa asociación sensorial puede ser una puerta directa a ese recuerdo.
Reviví tus historias: Contarle a alguien un momento feliz no solo fortalece tus vínculos, sino que solidifica esos recuerdos en tu mente. La memoria compartida multiplica la felicidad.
Momentos conscientes: Creá pequeños rituales, como observar un atardecer o disfrutar de una comida especial, sabiendo que estás construyendo un recuerdo para el futuro.
Es importante aclarar que este ejercicio no significa que estamos escapando del presente. Al contrario, los recuerdos felices funcionan como una recarga energética, un recordatorio de que la vida está llena de belleza. Y al revivirlos, también sentimos gratitud por lo vivido y por el camino recorrido.
Un ejercicio simple para hoy
Tomate cinco minutos para cerrar los ojos y traer a tu mente un recuerdo feliz: esa tarde con amigos, un abrazo lleno de amor o un logro personal importante. Dejá que la alegría de ese momento te envuelva, como si estuvieras viviéndolo ahora. Sentí cómo se llena tu corazón de gratitud y energía positiva. Arriba te dejo una canción muy bonita, relajante, y si te gusta, acompañá la sesión de "recuerdos felices" con una velita, aromas, chocolate, o algo que te guste mucho.
"El único paraíso verdadero es el paraíso perdido." Marcel Proust
Que tus recuerdos felices sean una brújula, un espacio al que volver cuando necesites energía o inspiración. Porque la vida no se trata solo de lo que vivimos, sino también de cómo lo recordamos.
Un abrazo!
Marina
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